“El robó y yo” de Lucas Gattari

¿Para qué te cuento? El otro día se hizo la orgía de los veinticinco, ahí en ese antro de Moebius, y ¿viste cómo es? Un despelote. La culpa la tiene la ley esa de género robótico, se ponen re picantes ahora. Cosa que fui, me lookié como un campeón, me pedí un ferné y encaré al primero que vi, un pelado divino. Arrancamos ATR, meta y ponga yo, meta y ponga él, nos turnábamos. Después se sumó una morochita que agarró viaje al toque, linda piba, cajeteamos piola. Pero ¿sabes qué? lo tenía cerca a uno de estos robotines. El tipo, bah no sé qué era, no le vi el sticker identificador, cuestión que la bolsa ésta de ceros y unos me estaba mirando. Y yo me calenté, me calenté, loco… pero no de coger eh, de enroscado, me saltó la chaveta corte box, dejé al pelado con la pibita y ahí nomás le tiré un “¿a quién me mirás?” así, con la mandíbula toda apretada. Se quedó duro como un kohinor, “Entonces no la agites”, le dije.

Yo soy un tipo re bien cuidado, como se dice, pero, me quedé con el robotito ese entre ceja y ceja, ¿cuál hay? ¿Quién se cree que es? “Eh wuacho, -le boquié- ¿qué onda? ¿Te cabe?”. A la tostadora le salió un ruido del parlante, parece que era de esos a los que no les gusta hablar, entonces me le arrimé, le acerqué el hocico. “¿Qué pasa minipimer? ¿Sos poronga?”, y así pim pum pan, sin mucha historia, me arrebató el fideo. Yo me dejé, nomás para ver qué pintaba. Lo tenías que ver, al toque se paró y me empujó contra la pelopincho de plasma. Porque ¿viste que los robó se mueven como pez en el agua ahí? Se aceitan todos, qué sé yo. Yo me quedé quieto sacando el pecho, no sabía qué hacer ¿Para qué te lo voy a negar? El aparato se acostó y me llamó con el brazo, yo fui, pero hasta ahí. Me puse al lado y arranqué a pajearme. En eso veo que abre la boca y saca la lengua. Pero no como nosotros, la empezó a estirar como metro y medio, cuestión que mientras se le estiraba se iba achicando y poniéndose finita, corte el rati de Terminator 2. “Eh amigo ¿Qué onda?”, le dije medio cagado. Ahí me guiño el ojo y con una puntería, re pistolero, me la metió por el pito, por el agujerito. Al principio me dio impresión, “ay la puta” se me escapó y apreté fuerte las nalgas, pero después me empezó a subir un calor, de las patas a la capocha, me prendía fuego. Mirá, yo no sé qué botoncito me apretó, pero clavé un orgasmo de la san concha, así sin acabar nada eh, ni una gota chorreé. Lo mejor es que seguía con ganas de coger, el sueño del pibe. Lo miré y me le re abalancé, nos amotinamos a puro toqueteo, un crack el lavarropa, la pasamos de diez, pero bueno vos sabes cómo soy, a mí estos cosos no me caben. ¿Un Robó? Pff ¿Desde cuándo andan por ahí como si nada? Cuando era guachi éstos estaban donde tenían que estar viejo: las fábricas, las agencias de quiniela, los que gobernaban y los de los bondis. Como el del 501, ese que me dejaba en el Naciones, mi escuela, era piola, pero era el 501 ¿entendes?, unos números. Cada tanto chamuyábamos y todo, pero era un robó, puro transistores y cablerío. Nosotros somos seres humanos como manda la ciencia, del laboratorio a la calle, así nomás, nada de made in china o esas animaladas de antes, ¿te acordás cuando las pibas escupían bepis de entre las patas? Encima después los tenían ahí cargoseando, con suerte hasta los quince, ¿en qué pensaba toda esa gente? Y ¿sabés que pienso yo? Te lo voy a decir, esos mismos son los que ahora te agitan que hay que respetar a los robó. ¿De qué respeto me hablan? Yo no tengo respeto por esos chupa aceite, que nos entraron a sacar laburo a todos y ahora como si fuera poco, ni coger tranquilo se puede. “Tenés que abrir la cabeza”, me dicen, pero qué boludés ¿Qué estamos, todos locos? que se vayan a freír rulemanes. 

Yo soy un tipo complicado, no te lo voy a negar ¿para qué? Garché con el robó para mostrar cómo es la cosa. Es mas te lo voy a decir, porque yo voy de frente loco, te lo juro por los hermanos de Jesús: la próxima orgia del veinticinco lo voy a ir buscar y me lo voy a garchar de nuevo. Para que le quede claro ¿viste? Que se rescate que no los queremos, que no son personas. Ahí quiero ver si se anima a hacer esa giladita de la lengua de nuevo. 

Tienen que entender viejo… tienen que entender…