“Poemas” de Lucas Morales

Ilustrado por Adriana Vidal

Por la mañana

Lo bueno de no tener cortinas

son los días que duermo con vos,

la llana luz de la mañana te queda bien,

resalta tu piel pálida.

Me levanto y respiro poesía, cada paso que doy es poesía,

y me pongo a escribir.

Después me pedis que te lea algo,

y no lo hago

no puedo decirte que me creo poeta

solo porque no tengo cortinas y te sienta bien la luz de la mañana,

así que mejor te digo

que odio no tener cortinas,

que el sol me fuerza a abrir los ojos

temprano por la mañana,

me levanto y respiro aire, cada paso es solo eso.

Sobre el tiempo y la primera vez que te vi

En algún momento,

generalmente cuando todavía se es chico,

uno intenta frenar el tiempo, hace fuerza con sus manos

cierra los puños, aprieta bien fuerte sus ojos,

piensa con vehemencia,

como si se tratase de ímpetu, firmeza.

Pero no hay caso, uno se da cuenta que no es como en las historietas.

En algún momento uno crece

va a un bar, a tomar una cerveza,

y ve a la mujer más hermosa,

todo se detiene, y aprovecha

para observar cada detalle

el pelo negro hasta los hombros,

la tez blanca, pálida, un tatuaje de sumo en el hombro

y las ojeras debajo de sus ojos

como si nunca durmiese bien,

tu corazón late con ímpetu, firmeza,

el pecho te aprieta, te sentis atónito, implosionado, y la ves salir del bar,

y todo vuelve a moverse, a continuar,

entonces uno vuelve a su cerveza, sabiendo como frenar el tiempo.

Mi corazón late zarpado

Te cuento que estoy

en un viaje donde

tengo los ojos cerrados,

me desespero, no puedo ir lento.

Cuando apareces vos,

la ansiedad me gana el pecho.

Te cuento que soy tan distinto.

Ahora puedo escribir

y apenas hablar,

te cuento que estoy en un viaje,

Donde no se que poesía llorar,

si la de amarte, arrepentirme

o extrañarte.

Hay poesías donde estás viva,

otras en la que invento mentiras,

otras en la que imagino tu cuerpo.

Hay poesias donde invento

una verdad que me creo,

una en que te escucho y otra

en la que volves en forma de cuento.

Estoy distinto,

pero no pude dejar de fumar

y tampoco cruzar los andes.

Tengo varios personajes

que me cubren el miedo y

la desilusión de que no soy

ningún guerrero.

Igual te cuento que luché un tiempo,

pero sigo siendo igual,

mi corazón late zarpado.

Te cuento si me verías

ahora, seguro no me querrías,

te cuento si me verías ahora,

sólo hay tristezas y poesías caídas,

pero las tuyas,

donde estas viva, sin más,

en un viaje con los ojos abiertos,

hacen que sienta zarpado, corazón.

Sobre el espacio donde te conocí

La alfombra de tu departamento

está gris de humo y cenizas

y con pequeñas marcas

de cigarrillos.

La primera vez que entre,

parecíó deprimente,

con las paredes pintadas de rosa gastado y viejo

y esa luz que alumbra amarillo y, apaga el ambiente.

Ese día me cocinaste fideos con una salsa genial,

esa que hice mi preferida,

después fuimos a la cocina para lavar los platos,

y nos quedamos charlando,

vos fumabas tu lucky, yo mi marlboro,

los dos tomábamos la misma cerveza,

después nos besamos.

La segunda vez que entre,

parecía un lugar amable,

con las paredes pintadas de un rosa delicado y maduro

y la luz amarilla que alumbra con sutileza.

La alfombra de tu departamento

es oscura, por el humo que sale de tu boca,

como si ardieras por dentro,

Tiene pequeñas marcas de chispas,

que salen del cigarrillo, que estuvo en tu boca,

esa que hice mi preferida.