La regla de tres, por Delfina Antonacci
Cuando me llevaron a la clínica para despedirme de mi mamá no supe qué decirle, así que le mentí. Me senté en la silla de al lado y la agarré de la mano que no tenía pinchada por la vía. La observé intentando retener cada detalle: la forma de sus[…]
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